Remembering Pope Benedict / Recordando el Papa _ Bishop’s Homily 12.31.2022

by Msgr. Robert Siler

Remembering Pope Benedict on the Vigil of the Solemnity of Mary, Holy Mother of God

Numbers 6:22-27; Galatians 4:4-7; Luke 2:16-21

Most Reverend Joseph J. Tyson, Bishop of Yakima

Peace be with you! How appropriate to remember our emeritus Holy Father, Pope Benedict the Sixteenth on this Solemnity of Mary, Holy Mother of God.

Pope Benedict the Sixteenth was born in Bavaria in the town Marktl am Inn.  Not too far away is the most visited Marian shrine in Germany: Our Lady of Altötting. Like the Basilica in honor of Our Lady of Guadalupe in Mexico City, the church that houses the image of Our Lady of Altötting holds thousands of small plaques. They depict images of a miracle granted or a spiritual favor received. How appropriate that Pope Benedict, who was born on Holy Saturday as the holy women of scripture peer into the empty tomb, would die as we contemplate Mary as Holy Mother of God.

Imitating Mary, Pope Benedict XVI prayed and pondered. Gratefully his voluminous teaching, preaching and writing gives us a glimpse of his Marian-infused spirituality. His famous “Introduction to Christianity” is a book I am rereading. A hard copy is on my reading table, and I have a copy loaded onto my Kindle.

I cannot possibly do justice in a brief homily to the richness of his thought. But when speaking of Christianity there is one turn of phrase I would most like to highlight: “Creative Minority.” Going back to some of his earliest lectures as a young priest, Benedict suggested that the future of Christianity may not be in great numbers. He suggested that the Catholic Church may not always hold a leading role in the wider world either. He suggested, however, that the future of the Christian may be in becoming a creative minority. During his first World Youth Day in Cologne in 2005 he suggests that we be communities of salt and light, seasoning the world with the love of Jesus Christ.

Mexico is the largest Catholic country in the world. Large liturgies and outdoor processions shape the social culture of Mexico despite the secular nature of the Mexican revolution. In so many ways, Catholicism swims with the culture. Large, beautiful Churches grace even the smallest of towns.

In Spanish, I sometimes need to explain that it is just the opposite here. Christianity does not necessarily swim along the currents of the culture. When it does, the predominant religious culture is Protestant. The universality of a global Catholic Church is replaced by a kind of Christian nationalism dominated today by free-standing evangelical Christian congregations not necessarily even connected to each other by a common creed. Each with their own interpretation of biblical texts.

Considering our current Holy Father Pope Francis and his emphasis on become a more missionary Church, Pope Benedict’s phrase “creative minority” might be especially noteworthy. Our Catholics of Mexican heritage certainly are the majority in the Diocese of Yakima. But they are a creative minority in the wider culture. Our English-speaking parishioners have long been the creative minority for friends and neighbors across Central Washington.

It seems to me our Catholic Charities agencies, our efforts to protect the unborn by walking with their moms through PREPARES, the friendships fostered by our Knights of Columbus, the legacy of women religious such as the Sisters of Providence, the Sisters of St. Dominic and the Sisters of the Holy Names of Jesus and Mary are all “creative minorities” that have built the foundations of faith for newer generations of Catholics.

The religious fervor of our Spanish speaking communities with rosaries, prayer groups and, again this next year, the Congreso de Evangelización Familiar serve as “creative minorities,” seasoning the faith of the entire Church in Central Washington. The processions through downtown Yakima on Corpus Christi and Our Lady of Guadalupe make us a “creative minority” filled with dancing, music, food, piñatas that point to the joy of faith-filled family life.

When he served as Holy Father, Pope Benedict led the Church through the difficult complexities of the sexual abuse scandal. He stood at the center of profound debates about the role of faith in a secular culture. We still face these same challenges today. But I am not convinced that great shifts in attitude can take place solely through public policy, or better Church governance. These presuppose a deep conversion of heart. They hinge of becoming a “creative minority” for those around us sharing the “Joy of the Gospel” that comes from Jesus Christ.

On this Solemnity of Mary, Holy Mother of God, let us entrust our Holy Father emeritus, Pope Benedict XXI to her care. May we give thanks to God for the gift of his ministry. Through our prayers may we usher him ever closer to God and ever closer to the bosom of the Blessed Virgin Mary.  Peace be with you!

Homily – Pope Benedict XVI on the Solemnity of Mary Mother of God

Web Page Featured Image: SICDAMNOME, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons

Recordando al Papa Benedicto en la Vigilia de la Solemnidad de María, Santa Madre de Dios

Números 6:22-27; Gálatas 4:4-7; Lucas 2:16-21

Reverendísimo Joseph J. Tyson, Obispo de Yakima

¡La paz este con ustedes! Qué oportuno recordar a nuestro Santo Padre emérito, el Papa Benedicto XVI en esta Solemnidad de María, Santa Madre de Dios.

El Papa Benedicto XVI nació en Baviera en la ciudad Marktl am Inn. No muy lejos se encuentra el santuario mariano más visitado de Alemania: Nuestra Señora de Altötting. Al igual que la Basílica en honor a Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, la iglesia que alberga la imagen de Nuestra Señora de Altötting guarda miles de pequeñas placas. Representan imágenes de un milagro concedido o de un favor espiritual recibido. Qué apropiado que el Papa Benedicto, que nació el Sábado Santo como las santas mujeres de las Escrituras mirando en la tumba vacía, muriera mientras contemplamos a María como Santa Madre de Dios.

Imitando a María, el Papa Benedicto XVI oró y meditó. Afortunadamente, su gran enseñanza, su predicación y extensos escritos nos da una idea de su profunda espiritualidad mariana. Su famosa “Introducción al cristianismo” es un libro que estoy releyendo. Hay una copia impresa en mi mesa de lectura y tengo una copia cargada en mi Kindle.

No puedo hacer justicia en una breve homilía a la riqueza de su pensamiento. Pero cuando se habla del cristianismo, hay un giro de la frase que más me gustaría resaltar: “Minoría creativa.” Volviendo a algunas de sus primeras conferencias cuando era un joven sacerdote, Benedicto sugirió que el futuro del cristianismo podría no ser en grandes números. Notó que la Iglesia Católica tampoco siempre puede tener un papel de liderazgo en el resto del mundo. Sugirió, sin embargo, que el futuro de la cristiandad puede estar en convertirse en una “minoría creativa.” Durante su primera Jornada Mundial de la Juventud en Colonia en 2005 sugirió que seamos comunidades de sal y luz sazonando el mundo con el amor de Jesucristo.

¿Cómo podemos comprender este papel particular de una “minoría creativa? Permíteme ofrecer algunos puntos en este contexto.

México es el país católico más grande del mundo. Grandes liturgias y procesiones al aire libre dan forma a la cultura social de México a pesar de la naturaleza secular de la revolución mexicana. De muchas maneras, el catolicismo nada al par con la cultura. Iglesias grandes y hermosas adornan incluso hasta los pueblos más pequeños.

En español, a veces tengo que explicar que aquí es todo lo contrario. El cristianismo no necesariamente nada a al par de las corrientes de la cultura. Cuando lo hace, la cultura religiosa predominante es protestante. La universalidad de una Iglesia católica global es reemplazada por una especie de nacionalismo cristiano dominado hoy por congregaciones cristianas evangélicas independientes que no necesariamente están conectadas entre sí por un credo común. Cada uno con su propia interpretación de los textos bíblicos.

A la luz de nuestro actual Santo Padre, el Papa Francisco, y su énfasis en convertirse en una Iglesia más misionera, la frase del Papa Benedicto “minoría creativa” podría ser especialmente notable. Nuestros católicos de ascendencia mexicana ciertamente son la mayoría en la Diócesis de Yakima. Pero son una minoría creativa en la cultura actual que más amplia. Nuestros feligreses de habla inglesa han sido durante mucho tiempo la minoría creativa para amigos y vecinos en todo el centro de Washington.

Me parece que nuestras agencias de Caridades Católicas, nuestros esfuerzos para proteger a los no nacidos caminando con sus madres a través del programa católico PREPARES, las amistades fomentadas por nuestros Caballeros de Colón, el legado de mujeres religiosas como las Hermanas de la Providencia, las Hermanas de Santo Domingo y las Hermanas del Santo Nombre de Jesús y María son todas “minorías creativas” que han construido los cimientos de la fe para las nuevas generaciones católicas. Y podría decir mucho más.

El fervor religioso de nuestros feligreses con rosarios, grupos de oración y, nuevamente este año, el Congreso de Evangelización Familiar sirven como una “minoría creativa” que es “la salsa verde o la salsa roja” de toda la Iglesia en el centro de Washington. Las procesiones por el centro de Yakima en Corpus Christi y Nuestra Señora de Guadalupe nos convierten en una “minoría creativa” llena de baile, música, comida, piñatas que apuntan a la alegría de la vida familiar llena de un fe dinámica.

Cuando se desempeñó como Santo Padre, el Papa Benedicto condujo a la Iglesia a través de las difíciles complejidades del escándalo de abuso sexual. Estuvo en el centro de profundos debates sobre el papel de la fe en una cultura secular. Todavía enfrentamos estos mismos desafíos hoy. Pero no estoy convencido de que los grandes cambios de actitud puedan tener lugar únicamente a través de políticas públicas o un mejor gobierno de la Iglesia. Éstas presuponen una profunda conversión del corazón. Dependen de convertirse en una “minoría creativa” para quienes nos rodean compartiendo la “Alegría del Evangelio” que viene de Jesucristo.

En esta solemnidad de María, Santa Madre de Dios, encomendemos a su cuidado a nuestro Santo Padre emérito, el Papa Benedicto XXI. Que demos gracias a Dios por el don de su ministerio. Que a través de nuestras oraciones podamos acercarlo cada vez más a Dios y cada vez más cerca del seno de la Santísima Virgen María. ¡La paz este con ustedes!

Homilia – Benedicto XVI Solemnidad de Maria Madre de Dios