Let us pray for the Church, that she may receive from the Holy Spirit the grace and strength to reform herself in the light of the Gospel.
Pope Francis – August 2021
The specific vocation of the Church is evangelization, which isn’t proselytism, no. Its vocation is evangelization; even more, the Church’s identity is evangelization.
We can only renew the Church by discerning God’s will in our daily life and embarking on a transformation guided by the Holy Spirit. Our own reform as persons is that transformation. Allowing the Holy Spirit, the gift of God in our hearts, remind us what Jesus taught and help us put it into practice.
Let us begin reforming the Church with a reform of ourselves, without prefabricated ideas, without ideological prejudices, without rigidity, but rather by moving forward based on spiritual experience —an experience of prayer, an experience of charity, an experience of service.
I dream of an even more missionary option: one that goes out to meet others without proselytism and that transforms all its structures for the evangelization of today’s world.
Let us remember that the Church always has difficulties, always is in crisis, because she’s alive. Living things go through crises. Only the dead don’t have crises.
Let us pray for the Church, that she may receive from the Holy Spirit the grace and strength to reform herself in the light of the Gospel.
Recemos por la Iglesia, para que reciba del Espíritu Santo la gracia y la fuerza para reformarse a la luz del Evangelio.
Papa Francisco – Agosto 2021
“La vocación propia de la Iglesia es evangelizar, que no es hacer proselitismo, no. La vocación es evangelizar, más aún, la identidad de la Iglesia es evangelizar.
Solo podremos renovar la Iglesia desde el discernimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida diaria. Y emprendiendo una transformación guiados por el Espíritu Santo. Nuestra propia reforma como personas, esa es la transformación. Dejar que el Espíritu Santo, que es el don de Dios en nuestros corazones, nos recuerde lo que Jesús enseñó y nos ayude a ponerlo en práctica.
Empecemos reformando la Iglesia con una reforma de nosotros mismos. Sin ideas prefabricadas, sin prejuicios ideológicos, sin rigideces sino avanzando a partir de una experiencia espiritual, una experiencia de oración, una experiencia de caridad, una experiencia de servicio.
Sueño con una opción aún más misionera, que salga al encuentro del otro sin proselitismo y que transforme todas sus estructuras para la evangelización del mundo actual.
Recordemos que la Iglesia siempre tiene dificultades, siempre tiene crisis, porque está viva. Las cosas vivas entran en crisis. Solo los muertos no entran en crisis.
Recemos por la Iglesia, para que reciba del Espíritu Santo la gracia y la fuerza para reformarse a la luz del Evangelio.”