Siguiendo los Pasos de San Juan Diego - Archived

by Stephanie Sanchez
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Homilía para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe 2015 para la Diócesis de Yakima

Zacarías 2,14-17; Apocalipsis 11,19a, 12:1-6a, 10ab; Lucas 1,26-38

Rvdmo. Joseph J. Tyson, Obispo de Yakima

 

aparicion¡La paz sea con ustedes! Como muchos de ustedes saben hay un gran número de apariciones marianas alrededor del mundo que han sido respaldadas por la Iglesia – como unas 17. Algunas son muy famosas: Nuestra Señora de Lourdes y Nuestra Señora de LaSalette en Francia, Nuestra Señora de Lezajsk en Polonia, Nuestra Señora de Knock en Irlanda y Nuestra Señora de Kibeho en Ruanda. 

Mi propia familia tiene una gran devoción a la aparición de Nuestra Señora de Fátima. Apareciéndose a unos niños en el año 1917 ella pidió que todos rogáramos por la conversión de Rusia.  Esto era enormemente atractivo para mi familia dado que – como tantas familias de habla alemana aquí en el Valle de Yakima – nosotros también éramos alemanes de Rusia escapando la guerra civil, el hambre y la persecución religiosa. Setenta años más tarde, cuando la muralla de Berlín cayó y el comunismo llegó a su fin, yo todavía recuerdo a mi abuelita con el rosario en sus manos diciéndome: “Ves, funcionó.” Al igual que muchos feligreses mayores de raíces alemanas aquí en Yakima, ella fielmente rezaba la “Oración de Fátima” al final de cada década del rosario.

Por lo tanto, cabe hacernos estas preguntas, ¿por qué?  ¿Por qué entre las 17 apariciones de María, la de “Nuestra Señora de Guadalupe” es la más popular? ¿Por qué la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe es el sitio de peregrinación de cualquier religión y cualquier fe más visitado en el mundo? ¿Por qué entre 10 y 12 millones de personas la visitan cada año?  ¿Por qué más gente visita la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la ciudad de México que la Basílica de San Pedro en Roma?

¿Por qué?  Nuestra Señora de Guadalupe contesta esto con una simple frase:  “Yo soy la verdadera Madre del Dios por quien se vive….. , soy tu madre misericordiosa.” Ella quiere que cada uno de nosotros sepa que  – sin importar nuestra condición, nuestra raza, nuestro idioma, nuestra cultura e incluso nuestro estado legal – tenemos una madre y éste es – su Iglesia – nuestro hogar. 

De hecho, a diferencia de aproximadamente 17 otras apariciones de la Santísima Virgen María, esta aparición es la única en donde el mensaje de la Santísima Virgen no se enfoca en ninguna solicitud especial. A diferencia de sus apariciones en Lourdes en Francia o Fátima en Portugal, la Santísima Virgen María, no pide oraciones o ayuno. Ella no pide la conversión de Rusia como lo hizo en Fátima.  “Nuestra Señora de Guadalupe” no hizo demandas espirituales en particular.  Ella simplemente aparece y quiere que nosotros sepamos una simple realidad: “Yo soy la verdadera Madre del Dios por quien se vive…, soy tu madre misericordiosa.”

Sí, estamos conscientes de que Nuestra Señora de Guadalupe tiene el deseo de que se construya una Iglesia – pero no es para ella – es para que ella pueda transmitir a todos que es nuestra madre. Tengan en cuenta estas palabras traducidas de la lengua original Náhuatl:

“Sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la Siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive…,  yo quiero mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy tu madre misericordiosa; a ti, a todos ustedes juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí confíen; oír sus lamentos y remediar todas sus miserias, penas y dolores. Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo; le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado, y lo que has oído”.

El punto inicial para ella no es la Basílica.  No. El punto inicial de la Basílica es su mensaje:  “Yo soy la madre de Dios por quien se vive,… y soy tu madre misericordiosa…” y la Basílica está en razón del ministerio del Obispo de México, a través del cual ella atenderá a las “… tristezas, dificultades y sufrimientos…” de su pueblo intercediendo por ellos en el nombre de su Hijo, Jesucristo. ¿Acaso no hacemos lo mismo ahora en esta Eucaristía en honor de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego en el Tepeyac?

Estoy muy consciente de que el mensaje de nuestra cultura a menudo es todo lo contrario. Tenemos líderes políticos que dicen estar a favor de una reforma migratoria pero que también han promovido el mayor número de deportaciones en la historia de Estados Unidos. Tenemos otros líderes políticos que no sólo se oponen a una reforma migratoria sino que hablan en público sobre los inmigrantes usando un lenguaje que es calumnioso y denigra la dignidad humana.

También estoy muy consciente que muchos de nuestros líderes locales parecen vivir en negación total sobre la fundación fraudulenta de nuestra economía local aquí en el Estado de Washington.  El sector más grande de la economía de nuestro Estado de Washington es la agricultura. Sin embargo, esta industria  de aproximadamente 49 billones de dólares está construida en un sistema de inmigración fraudulento que perjudica tanto a los empresarios como también a nuestros trabajadores.

Si tú eres un empresario e inspeccionas los documentos de los trabajadores, corres el riesgo de ser demandado por racismo por el Departamento de Justicia. Si no inspeccionas con diligencia los documentos de trabajo puedes ser atacado y multado por Inmigración y Aduanas. Esto da lugar a una enorme tensión y al miedo que tantos – justo en nuestras propias parroquias – que viven en las sombras, por temor a la deportación y la separación familiar.

Sin embargo, esto es precisamente por lo que debemos tomar para nosotros mismos el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego porque – como su obispo – este es también mi mensaje para ustedes.  María es la madre de ustedes. Ella los ama. La Iglesia es la madre de ustedes.  Ella los ama. Yo soy su obispo, y yo los amo.

Si – por las duras realidades de sus vidas – consideran estas palabras muy difíciles de creer o comprender completamente, sepan que no están solos.  Recuerden que San Juan Diego tuvo la misma dificultad.  “No soy — más que una escalerilla de tablas.” Así es como San Juan Diego responde a las palabras de Nuestra Señora de Guadalupe.  “yo soy un hombrecillo, soy un cordel…, soy cola, soy hoja, soy gente menuda”. Juan Diego piensa para si mismo “soy tan poca cosa e insignificante, que la gente incluso me pisotea”.

María entonces le dice directamente que ella pudo haber escogido a cualquier otro para llevar su mensaje, sin embargo, le dice “Yo te he escogido a ti.”

Como obispo ese es mi reto para ustedes. Al igual que San Juan Diego, ustedes han sido escogidos para llevar el mensaje de amor que va directo a sus propias “…tristezas, dificultades y sufrimientos…”

Ustedes – la comunidad de habla hispana de la Diócesis de Yakima – tienen una misión grande y noble: engrandecer esta aparición única de Nuestra Señora de Guadalupe con sus vidas.  Al enfrentarse con las  “tristezas, dificultades y sufrimientos…”  de la vida de nuestra gente vayan y compartan el mensaje de que la Iglesia los ama, que el obispo los ama y que tienen una madre misericordiosa que siempre los acompaña: “Nuestra Señora de Guadalupe.”

¡Viva Nuestra Señora de Guadalupe!

R:/ ¡Viva!

¡Viva San Juan Diego!

R:/¡Viva!

¡Viva la Iglesia – Madre de Nuestra Esperanza!

R:/ ¡Viva!

¡Viva nosotros – el pueblo de Dios!

R:/ ¡Viva!

¡Viva Cristo Rey!

R:/ ¡Viva!