Mensaje de Navidad 2014
Reverendisimo Joseph J. Tyson, Obispo
(click here to read in English)
Christkindl Kirche, Steyr, Austria
Queridos Amigos:
La primera y más inolvidable Navidad ocurrió cuando yo apenas tenía tres o cuatro años. Papa Noel (o Santa Claus) nos visitó. Parecía que él conocía el lugar exacto en al sur de la calle 14 aquí en Yakima – en la casa de la abuela – unas cuantas cuadras de la Catedral St. Paul. Mi tía abuela – tía Eva – vivía a la vuelta de la esquina en Maclaren cerca del antiguo hogar de los Yakima Bears – Larsen Field.
En ese tiempo yo no sabía, pero el hermano más joven de abuela – mi tío abuelo Balzer – se vestía como Papa Noel. Era muy apropiado que se llamara Balzer porque en alemán ese es el abreviado de Balthazar – uno de los tres reyes que llevaron regalos al Niño Jesús. Sin embargo, tío Balzer tenía muy poco parecido físico al alto y elegante Rey Balthazar de nuestro nacimiento. ¡Todo lo contrario! Tío Balzer era un hombre grande. Era el hombre más gordo que he conocido. Sehr groß und ganz fett –(muy grande y muy gordo), como diríamos en alemán.
Tío Balzer trabajaba como carnicero aquí en Yakima y – en un tiempo – manejaba dos carnicerías. Pero él formaba parte del clan alemán – los ja ja’s” como los más jóvenes más tarde los llamaríamos – de todas las canciones que ellos cantaban que tenían las palabras “ja ja ja ja” como parte de su letra.
En mis primeros años, el alemán era todavía un idioma principal hablado por todos los adultos mayores. ¡De hecho, cuando se hablaba de los regalos de Navidad para poner bajo el árbol, mi abuela y tías a menudo trataban de disimular su plática hablando alemán – por lo cual yo hablo un excelente alemán hoy en día! Pero de alguna manera me perdía la conversación sobre mi tío Balzer disfrazado de Papa Noel, por lo tanto cuando él apareció disfrazado la víspera de Navidad yo estaba sobresaltado y sorprendido – incluso un poco asustado. ¡Pero me encantaba que me había traído todo un conjunto de camiones Tonka!
¡Mirando al pasado, puedo ver ahora cómo el mundo de fe y el mundo de la familia se encuentran bajo el árbol de Navidad! En realidad, mis abuelos me contaban que el árbol de Navidad comenzó como una costumbre del mundo de habla alemana – mucho antes de que hubiera un país unificado llamado “Alemania.”
La costumbre parece haberse desarrollado en la pequeña ciudad austriaca de Steyr donde todavía se encuentra el árbol vivo de Navidad más antiguo. De acuerdo a la historia local de la ciudad, en 1694 la iglesia de la villa en Steyr tuvo un nuevo sacristán. Él sufría de epilepsia. Como venía de la villa vecina de Melk, trajo consigo la devoción más grande de su ciudad, la devoción al Cristo Niño. Él creó una pequeña capilla en el hueco de un gran árbol de pino y en el hueco colocó una imagen del Cristo Niño de Melk teniendo, en una mano una corona de espinas, y en la otra una cruz. Orando ante la imagen del Niño Jesús en el hueco del árbol de pino este humilde sacristán de iglesia encontró sanación y paz.
Debido a la devoción de este sacristán, otros en la parroquia local se sintieron atraídos a esta devoción. La devoción creció a pesar de la incredulidad de las autoridades de la Iglesia en Passau y eventualmente los pobladores contrataron a famosos arquitectos austriacos para construir una iglesia alrededor del árbol con un altar y un tabernáculo al lado del árbol reservando el hueco interior para la sagrada imagen del Cristo Niño. Por eso los árboles de Navidad han estado estrechamente conectados con el nacimiento de Cristo y esta devoción al Cristo Niño.
¿Podríamos volver a conectar la costumbre del árbol de Navidad con la devoción al Cristo Niño hoy también? Nuestro mundo es un mundo que recompensa a los ricos y poderosos, lo glamoroso y lo fuerte. Nuestro mundo es un mundo donde las estrellas que seguimos son del mundo de deportes, música y cine.
Sin embargo nuestra fe nos recuerda de manera muy diferente la entrada de Dios a este mundo: como un niñito pequeño y vulnerable. Tal como nuestro jubilado Santo Padre el Papa Benedicto XVI brevemente declara: Dios viene como un bebé. Los bebés tienen una belleza y una atracción natural. Nos llaman fuera de nosotros mismos; nos provocan una respuesta de amor. Nos obligan a acercarlos a nosotros. Esta es la postura fundamental de Dios para nosotros. Es la base de la vida espiritual. La cercanía de Dios es fundamental en la vida de oración. Sin duda esto es lo que atrajo al sacristán austriaco del siglo 17 a venerar al Niño Jesús en el hueco de un árbol de pino.
Por eso también nuestro actual Santo Padre, el Papa Francisco tiende a elevar la bienaventuranza de la misericordia como algo fundamental para captar lo cerca que Dios realmente está de todos y cada uno de nosotros. Una de las historias que surgió de la última elección papal, es cómo el Papa Francisco – entonces Cardenal Bergolio, Arzobispo de Buenos Aires, Argentina – tenía su cuarto directamente frente al del Cardenal Walter Kaspar, Arzobispo de Cologne, Alemania. El Cardenal Kaspar acababa de terminar de escribir su libro sobre la bienaventuranza de la misericordia y tenía con él la traducción en español recién recibida del editor. Él le entregó una copia al que pronto iba a ser elegido Santo Padre. Al Papa Francisco le gustó tanto el libro que invitó al Cardenal Walter Kaspar para que diera una charla introductoria sobre el tema de la misericordia en la reunión de planificación del pasado mes de febrero del Colegio de Cardenales mientras se preparan para el próximo sínodo de Octubre sobre la Familia que se llevará a cabo en Roma.
En su libro, el Cardenal Walter Kaspar indica que una de las palabras claves para la misericordia en alemán – a lo mejor la palabra principal – es Barmherzigkeit. (Misericordia). Barm viene de la vieja palabra teutónica que significa “torso” o sea “pecho” y “herz” en alemán significa “corazón.” Es como si el mismo idioma alemán quisiera expresar el concepto de la misericordia como estando cercano al mismo pecho de Dios. La amorosa misericordia de Dios es tan grande y tan cercana que es como si sintiéramos el latido de su corazón – por lo tanto Barmherzigkeit.
Esto es lo que Dios quiere hacer por nosotros. Es el centro del mensaje navideño. Volviendo de nuevo a la conexión entre el Cristo Niño y el árbol de Navidad, por esta razón es que Dios entra al mundo como un pequeño niño. Por eso es que Dios invade nuestro mundo – no con poder militar – sino con – en el griego original del Evangelio de esta noche – un “estrato” de ángeles – literalmente un ejército de ángeles. Dios viene como un niñito para obligarnos a acercarnos a él como un niño pequeño – tan cerca que podamos sentir su misericordia – literalmente su Barmherzigkeit (misericordia) a través del latido de su corazón.
Pero esto no es lo único que Dios quiere hacer por nosotros. También es lo que él espera que nosotros hagamos por los demás. Dios quiere que seamos su instrumento de misericordia para todos a nuestro alrededor. ¿Para quién podríamos ser una fuente de la misericordia de Dios en nuestra familia? ¿Con quién necesitamos reconciliarnos? ¿Quién puede estar necesitando un gesto de amor sincero de nosotros esta temporada navideña? ¿De quién nos hemos retirado o nos hemos distanciado? ¿Para quién – simbólicamente hablando – necesitamos ser como Papá Noel tal como tío Balzer fue para mí? En pocas palabras, cómo podemos permitir que Dios esté misericordiosamente cerca de nosotros incluso cuando estamos misericordiosamente cercanos a los demás en esa raíz original alemana que es el significado de la palabra misericordia – barmherzigkeit?
Amigos, mi esperanza y oración es que a través de nuestro culto divino, nuestra música y nuestro maravilloso ambiente ustedes puedan sentir la misericordia amorosa de Dios nuevamente para ustedes. Que cuando miren el árbol de Navidad puedan ver en su hueco la imagen del Cristo Niño. Que Dios los bendiga a todos ustedes y que tengan una Feliz Navidad. ¡La paz sea con ustedes!